No toda la suciedad que nos encontramos por las calles
puede ser eliminada mediante una barredora eléctrica. De hecho,
a lo largo de los diferentes artículos escritos en este blog te hemos hablado
de la problemática que suponen algunos residuos como es el caso de los chicles
o las colillas así como la difícil limpieza que tienen las pintadas vandálicas.
Pues bien, hoy le toca el turno a unos animales que también ponen a prueba a
los equipos de limpieza viaria. Nos estamos refiriendo a las aves urbanas
en general y a las palomas en particular, ya que sus excrementos ensucian,
contaminan, corroen e incluso pueden llegar a convertirse en una seria amenaza
para la salud de los transeúntes. Te lo contamos a continuación.
Un peligro para la salud
Si bien es cierto que siempre nos han advertido del peligro que entraña estar en contacto con los excrementos de las aves, el Tribunal Superior de Justicia lo ha ratificado a través de una sentencia en la que deja bien claro cómo los excrementos de las palomas que invaden la Plaza de Catalunya en Barcelona han sido los culpables de la enfermedad respiratoria contraída por una guía turística.
Es más, en la sentencia se habla de “accidente laboral”
al hecho de que la trabajadora sufriera una fibrosis pulmonar, ya que entiende
que esta enfermedad fue ocasionada por la exposición y alta concentración de
excrementos de paloma que hay en su “lugar de trabajo”.
Problemas ocasionados por las
palomas
Pero los daños causados a la salud de algunas personas,
como el caso de la guía turística que acabamos de ver, no son los únicos
problemas que ocasionan los excrementos de estas aves. Por un lado, las
deposiciones de las palomas y demás aves urbanas se han convertido en un gran
problema para la vegetación local al causar grandes daños, especialmente
en plantas y árboles jóvenes sobre los que causan estragos.
También pueden resultar un gran peligro para la salud
pública al contaminar fuentes, estanques y espacios de almacenamiento de
agua potable. Basta que entren en contacto con el agua o que a ella lleguen
excrementos o parte de su plumaje, para que pueda sufrir una severa
contaminación y transmita alguna enfermedad contagiosa.
Aunque sin duda es el mobiliario urbano y los
coches estacionados en la vía pública los grandes perjudicados. Los operarios
de limpieza municipal sufren una auténtica batalla para poner fin a los
desperfectos que causan los excrementos de estos animales en suelos, aceras,
estatuas, bancos… y demás piezas del mobiliario de una ciudad.
No podemos olvidar que los excrementos de las aves
causan la prematura corrosión y oxidación de aquellas partes del mobiliario
urbano que están elaboradas en materiales metálicos, que empiezan a adquirir un
aspecto envejecido y oxidado. De la misma forma, también afectan a las
construcciones elaboradas en hormigón, cemento o piedra caliza, haciendo que
luzcan más sucias y viejas. Esto se debe al ácido úrico y al ácido fosfórico de
las heces de las palomas que son capaces de poner en peligro el buen estado de
cualquier material.
Pero aquí no queda la cosa. Los peligros de los
excrementos de las aves también afecta a la pintura de todo tipo de construcciones
y vehículos, además de que las palomas tienden a picotear en la superficie de
algunos materiales poco resistentes como tejas, tuberías o canalones, causando
averías y desperfectos.
En definitiva, que las aves suponen un seria amenaza para
la correcta higiene y limpieza de las zonas públicas y por eso, los operarios
de la limpieza viaria tienen un duro frente contra el que luchar si
quieren que el mobiliario urbano se conserve limpio y en perfectas condiciones.
Una tarea dura pero no imposible si se cuenta con maquinaria y productos
adecuados como los que comercializamos en Guadalmáquina. Ponte en contacto con nosotros si necesitas
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